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Tradición y legado en La Pintada

Por: Mario A. Muñoz


En el jorón, junto al fogón o a la entrada de la casa los atareados artesanos y artesanas urden el tejido que hace posible crear productos artesanales únicos y de un gran valor para la identidad panameña. 

Dentro de lo más recóndito de la Provincia de Coclé concretamente en la comunidad de El Jobo, corregimiento de Piedras Gordas, Distrito de la Pintada,  brilla el talento y la artesanía de la crineja. 

Las manos laboriosas producen, de forma minuciosa, a partir de fibras naturales los ya famosos sombreros, la mayoría pensados para el trabajo.

El Sombrero Pintadofue reconocido en diciembre de 2017 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 

En algunas ocasiones, una artesana como la señora Gloria Lina Hernández, apuesta, también, por la variedad en sus creaciones como producir carteras, sombreros, vinchas, monederos de todo tipo de tamaños. También, utiliza el junco como materia prima.  

“Aprendí a tejer a los seis años, a elaborar la fibra de bellota. A los 13 años hice mi primer sombrero y en los últimos años he hecho otras manualidades hasta incluso sortijas”, explica la artesana. 

Un arte ancestral que se pasa de padres a hijos, o, en su caso, fue viendo a su abuela y a su madre.

La bellota no se siembra. Crece de forma natural pero sí es necesario su cuidado. Para la artesana, el área incluye una pequeña finca con aproximadamente 15 matas, y, donde también conviven otras plantas y cultivos. 

                                  Cogollo de bellota para hacer sombreros

 La señora Gloria confiesa que para muchas personas, producir sombreros y otros productos con fibra natural puede resultar muy difícil. Sin embargo, destaca que para ella es algo que ya sabe, que domina, que le gusta y se facilita porque todo lo hace con cariño. 

En el proceso de producir este símbolo de la cultura panameña intervienen diferentes fases: la cosecha, la cocción en una olla, la selección de la materia prima y el tejido en sí.  

“El trabajo es el siguiente: luego del corte de la bellota que hacemos, hay que procesarla en la casa. Nosotros le llamamos “sacarle el hueso”. La ponemos a cocinar durante una hora o debemos esperar que esté bien cocida. Esa noche la dejamos en agua fría para dejarla durante toda la noche en agua. Se pone a escurrir para despegarla hebra por hebra”, cuenta la artesana.

Luego “se le aplican tres soles. El primer sol se le aplica cuando la bellota cierra. Se deja a la intemperie durante tres noches bajo el sereno. Entonces se comienza a tejer. Para hacer un sombrero de cinco vueltas o seis brazas, muy sencillo se necesitan unos cuatro días”. 

Otro elemento son los hilos o la pita que también son de origen natural. Para ello se necesitan “torcer los hilos y rascar la cabuya” para coser el sombrero. 

 

Planta de cabulla

La señora Gloria toda su vida se ha dedicado a esta actividad y ha encontrado en el emprendimiento la forma de asegurar su sobrevivencia. Ha vivido momentos buenos y malos. Durante la pandemia por cuatro meses no consiguió ninguna venta.
Gracias a la tecnología ha podido conseguir vender pedidos de carteras. 

El origen 

Los sombreros surgen como una necesidad de protegerse del sol. Tienen un origen indígena. Existen sombreros de trabajo y otros con más detalles, que también son más elegantes. 

De hecho, la calidad de un sombrero se define por la cantidad de vueltas que tenga. Los más sencillos pueden ser de 15 o menos, mientras que los más finos pueden llegar hasta 24 vueltas, los cuales son mucho más costosos.

Para obtener el color negro, los artesanos utilizan una técnica antiquísima, que es utilizar la planta de chisná. Cuando se cocina queda de color rojo, luego se vuelve a cocinar y se deja en lodo durante tres días para que adquiera el color negro. 

Planta de chisná

Hojas de chisná

El trabajode los sombreros y de otros productos artesanales similares brinda un beneficio a la naturaleza porque para que  puedan ser elaborados, se necesita cuidar la fibra de bellota o cogollo para su utilización. De extinguirse la flora, se acaba la tradición. 

Lodo para la fibra de los sombreros                                            Lodo para pintar la fibra

El futuro a veces se ve incierto. La señora Gloria está orgullosa de que sus cinco hijas y dos hijos saben tejer, lo mismo que sus nietos. Pero asegura que no se sabe si con el paso de los años ellos continúen el legado. “Tendrían que sentirse motivados y apoyados para continuar la tradición”, asegura. 

Acceder y conquistar el mercado es uno de los retos más difíciles, por eso confía en que asociándose y uniéndose a otros artesanos pueda lograr aumentar sus ventas. 

En el mundo digital ha encontrado un espacio donde exponer sus productos y recibir asistencia en la promoción y comercialización para que llegue a la casa de los interesados. 

La artesana es parte de Artesanos de Panamá, una empresa social y colaborativa orientada a garantizar beneficios a más de cien familias que se dedican a producir artesanías a lo largo del país. 

El objetivo es asegurar la compra segura con una artesanía en excelente estado y con altos niveles de calidad. 

Fue fundada en el 2020 para satisfacer las necesidades de productos artesanales de los compradores de Panamá y el mundo. 

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